¿Sabías que el colágeno es la proteína más abundante del cuerpo humano? Se encuentra en los tejidos conectivos, como la piel, los huesos, los cartílagos, los tendones y los ligamentos; y su función principal es proporcionar estructura y soporte a estos tejidos, además de mantenerlos unidos y brindarles elasticidad y resistencia.
Si bien el cuerpo lo produce de manera natural, aproximadamente a partir de los 25 años comienza a disminuir, ocasionando la aparición de arrugas, flacidez, dolor articular y otros signos de envejecimiento.
Tipos de colágeno
Existen más de 28 tipos de colágeno en el cuerpo, cada uno con una función específica. Los más importantes son:
- Tipo I: Es el más abundante y se encuentra en la piel, los huesos, los tendones y los ligamentos.
- Tipo II: Se encuentra en el cartílago articular y es esencial para la función articular.
- Tipo III: Se encuentra en los músculos, los vasos sanguíneos y los órganos internos.
- Tipo IV: Se encuentra en la capa basal de la piel y en los vasos sanguíneos.
- Tipo V: Se encuentra en los tejidos conectivos de los órganos internos.
¿Cómo saber si me hace falta colágeno?

Si bien no existe una prueba específica para determinar si te falta, hay algunos síntomas que pueden indicar una deficiencia de colágeno:
- En la piel:
La piel pierde elasticidad y se vuelve más fina, lo que se traduce en la aparición de arrugas, especialmente en el rostro, el cuello y las manos. Además, se deshidrata con mayor facilidad, pierde su brillo natural, y las heridas tardan más en sanar.
- En las articulaciones:
Se experimenta dolor articular, especialmente al realizar movimientos o al levantarse después de estar sentado durante un tiempo prolongado. Las articulaciones pueden verse hinchadas y enrojecidas, y se pierde flexibilidad articular, lo que dificulta realizar algunos movimientos.
- En otros tejidos:
El cabello se vuelve más fino y quebradizo, y puede caerse con mayor facilidad, las uñas se rompen fácilmente, y aumenta el riesgo de fracturas debido a la debilidad en los huesos.
Factores que promueven la pérdida de colágeno
Además de la edad, existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de tener una deficiencia de colágeno, como:
- No consumir suficientes alimentos ricos en colágeno.
- Fumar: El cigarrillo daña el colágeno y acelera su degradación.
- Exposición excesiva al sol: La luz ultravioleta del sol también daña el colágeno.
- Algunas enfermedades, como la artritis reumatoide y el lupus.
Beneficios de tomar colágeno

Suplementar la dieta con colágeno puede ofrecer diversos beneficios para la salud, como:
1. Mejora la salud de la piel: Aumenta la hidratación, la elasticidad y la firmeza de la piel; reduce la aparición de arrugas y líneas de expresión; y promueve la cicatrización de las heridas.
2. Fortalece las articulaciones: Reduce el dolor articular y la inflamación; mejora la movilidad articular, y previene la artritis y otras enfermedades articulares degenerativas.
3. Promueve la salud ósea: Aumenta la densidad mineral ósea, reduce el riesgo de osteoporosis, y fortalece los huesos.
4. Fortalece el cabello y las uñas: Reduce la caída del cabello, fortalece las uñas, haciéndolas menos quebradizas; y estimula el crecimiento de ambos.
5. Mejora la salud digestiva: Ayuda a proteger el revestimiento del estómago y los intestinos, reduce la inflamación intestinal, y alivia los síntomas de enfermedades digestivas como el síndrome del intestino irritable.
Alimentos ricos en colágeno
Ya sea porque tu producción natural de colágeno ha comenzado a disminuir, o simplemente deseas aumentar tu ingesta de colágeno, estos alimentos son ricos en esta proteína:
- Caldo de huesos: Es una excelente fuente de colágeno tipo I y II.
- Piel de pollo y pescado: Contiene colágeno tipo I y II.
- Cartílago de pollo y res: Es rico en colágeno tipo II.
- Pescado: Algunos tipos de pescado, como el salmón y el atún, son ricos en colágeno tipo I y IV.
- Huevos: La clara del huevo contiene colágeno tipo IV.
- Frutas y verduras ricas en vitamina C: La vitamina C es esencial para la producción de colágeno. Algunas frutas y verduras que la incluyen son los cítricos, los pimientos rojos, las fresas y el brócoli.